jueves, 11 de abril de 2019

Un campeonato a la deriva... Un naufragio anunciado...





Hace ya algunos meses que me había planteado escribir algo acerca del rumbo que estaba cogiendo la montaña gallega en los últimos tiempos. Por falta de tiempo y por tener que responder a otras obligaciones, no pude hacerlo en aquel momento.


Tras la finalización de la I Subida Concello de Marín y con todos los hechos allí ocurridos, me marqué a mí mismo la obligación de hacer algo, de realizar una publicación con el ánimo de buscar una reacción ante una situación que yo creía que estaba empezando a volverse insostenible. Sí, hablo de la seguridad de la prueba que abrió el certamen gallego de montaña de 2019, pero también hablo de varias acciones y decisiones tomadas en los últimos tiempos que me hacen pensar que la montaña gallega ha comenzado un declive que solo puede acabar con su hundimiento… siempre que no se remedie a tiempo.





Voy a empezar desde el principio. Nos remontamos al año 2018, año en el que el Campionato de Galicia de Montaña cumpliría 36 ediciones. Parecía que la montaña gallega había encontrado su rumbo. Pruebas asentadas en el calendario, organizaciones con experiencia y organizaciones nuevas (pero con interés en hacer bien las cosas) y unos trazados en mayor o menor medida adecuados para la disputa de una prueba de montaña. Había cosas que se podían mejorar en temas de seguridad, como siempre, pero había una buena base. A principios del mes de abril se produce un hecho que para mí es el desencadenante de una sucesión de malas decisiones por parte de la Federación Galega de Automobilismo. La Subida a Chantada acepta la oferta de la RFEDA y abandona el certamen gallego para pasar a formar parte del nacional. Si soy sincero, creía que la Escudería Chantada, en manos del señor Alfonso Viana, estaba cometiendo un error, al igual que lo pensé en 2008. Sin embargo, el tiempo le ha dado la razón a la Escudería Chantada y me la ha quitado a mí, ya que el futuro de la prueba lucense parece que puede ser más satisfactorio dentro del nacional de montaña, que si hubiera seguido en el regional.


Con la “espantada” de Chantada del calendario gallego, el señor Iván Corral, máximo responsable de la FGA, pareció sentirse como un niño al que le habían quitado un juguete. Probablemente enfadado por la decisión del señor Viana y herido en su orgullo por tener que ceder su prueba de montaña más importante a sus “enemigos acérrimos” de la RFEDA, el señor Corral comenzó a tomar decisiones más propias de alguien que no tenía ni idea de lo que significa un campeonato de montaña, que de una persona que es la responsable de velar por los intereses del mismo. La absurda inclusión de la Subida a Castro de Beiro en el calendario demostró que a la FGA no le importaba lo más mínimo esta especialidad. Un trazado con un asfalto que (actualmente) puede ser válido para una prueba de rallye o rallysprint, pero ni mucho menos para una prueba de montaña, además de buscar una organización que no tenía experiencia en organizar una prueba deportiva era la mejor solución que había encontrado para paliar un campeonato más provincial que autonómico.


Soy sincero y lo dije desde el primer día. No me creía lo más mínimo que la prueba de Castro de Beiro fuera a celebrarse y la veía como una cortina de humo, una manera de maquillar el calendario. Por desgracia, hubo bastantes equipos que confiaron en la FGA y el resultado fue que la inclusión y la posterior anulación de la prueba ourensana acabó por influir en la resolución de varios de los campeonatos que conforman el CGM. Hubo bastantes equipos enfadados por lo que había ocurrido, incluso alguno decidió abandonar el certamen por esta situación.


De esa temporada 2018 me gustaría destacar también otro aspecto. La Escudería Ciudad de Pontevedra se veía forzada a buscar una nueva ubicación para el desarrollo de su prueba, recurriendo al mítico tramo de la subida a Almofrei… bueno… a una mínima parte de lo que queda de él. Esta escudería había hecho una labor muy buena con su prueba en todos los años anteriores, aunque en esta ocasión el trazado de la prueba dejaba bastante que desear para una prueba de montaña. No podemos culpar a la escudería, porque fue una medida de emergencia al verse privada de la posibilidad de continuar con el trazado original de la subida. Y al menos la prueba contaba con las medidas de seguridad mínimas requeridas.


Acababa la temporada. Parecía que el regreso a los “calendarios dinámicos” podía ser algo puntual, únicamente provocado por la salida de Chantada. Pero no, porque parece que la FGA en lugar de avanzar va hacia atrás. Los calendarios (porque ya he perdido la cuenta de cuántos han salido) que se han ido sucediendo desde finales de 2018 para esta temporada 2019 me recuerdan a épocas del pasado. Como por ejemplo la época del campeonato y el trofeo, en la que lo único importante era realizar el máximo número de pruebas posible, daba igual en qué condiciones. 


Cuando vi el calendario de 2019 la primera vez pensé: se harán las seis pruebas que ya se realizaron la temporada pasada y el resto se irán anulando poco a poco, exponiendo causas normalmente de tipo económico. No es que tenga una imaginación desbordante, es lo que había ocurrido de forma muy frecuente hasta hacía pocas temporadas. Antes de iniciarse el campeonato, lo hablé con varias personas relacionadas con el certamen, se me venía a la mente la imagen de la montaña de años atrás, cuando se calendaban hasta 15 pruebas en un mismo año y luego solo 5 ó 6 eran merecedoras de llamarse pruebas de montaña, por trazado y por organización. Sin embargo, llegó el inicio del campeonato, y la primera subida a Marín se convertía en una realidad. Yo no conocía para nada la zona previamente, pero cuando comencé a trabajar en el mapa del trazado me empecé a preocupar…




Antes de continuar hablando de lo ocurrido en Marín, quiero decir que dos días después de finalizar esta subida, había decidido escribir esta publicación. No quería culpar ni atacar a nadie, porque siempre he respetado el trabajo de las organizaciones, pero sí quería ser crítico con el bajo nivel de seguridad que ofrecía la prueba, siempre con el objetivo de buscar soluciones de cara al futuro. Pero mi planteamiento inicial cambió profundamente después de ver la actitud de la escudería organizadora, Torres Competición. Para poner a todo el mundo en situación, después de suspenderse la última manga de la prueba en la jornada del sábado, después del fuerte accidente de Pablo Barrio, escribo una publicación en el muro de mi perfil de Facebook. En dicha publicación digo que el trazado de la Subida a Marín no debía ser apto (tal como está) para formar parte del gallego de montaña, por su peligrosidad; y que lo que había ocurrido esa tarde no se debería aceptar. También digo, cualquiera lo puede ver todavía en mi muro, que no creo que la Escudería Torres Competición fuera la culpable…


Pues bien, un par de días después de publicar esto, alguien me pregunta si desde la escudería se habían puesto en contacto conmigo. Yo pensé: no van a tener nada mejor que hacer la gente de Torres Competición que venir a pedirme explicaciones por una opinión personal que expresé en mi propio muro de Facebook... ¡Qué equivocado estaba! Cinco días después, CINCO, por si no ha quedado claro, recibo un mensaje del señor Roberto Torres Leiro en el que no es que me pidiera explicaciones, sino que me reprochaba haber criticado la seguridad del trazado y me retaba a organizarla yo, previo paso a eliminarme y posteriormente bloquearme en dicha red social. Esta respuesta del señor RTL, que recordamos es el máximo responsable de la Escudería Torres Competición y el promotor de la Subida Concello de Marín, me hizo cambiar drásticamente de postura y me decidí a, no solo hablar de la seguridad de la prueba, sino también a hablar del nivel organizativo de la misma. Al final, he recapacitado y he pensado que no debía ponerme a la altura de este señor, porque hubo mucha gente trabajando detrás de esta prueba y no se merecen pagar por los aires dictatoriales “del patrón”. Aunque hay que decir que por desgracia para el señor RTL, no me conoce, porque si me conociera, sabría que hacer lo que hizo no iba a hacer que me callase, sino más bien todo lo contrario… 


Cuando empecé a trabajar con mi proyecto relacionado con las subidas en Galicia, mi intención era luchar por mejorar la montaña gallega, siempre apoyando a los participantes y a los organizadores de cara a conseguir un campeonato mejor para todos aquellos que como yo aman esta disciplina. Pero también dejé una cosa clara, no me iba a casar con nadie, ni FGA, ni AGA, ni ningún participante, ni ninguna organización, ni ninguna prueba. Creo que esa es la mejor forma de hacer las cosas correctamente. Criticar (constructivamente) lo que haya que criticar y felicitar lo que haya que felicitar, pero siempre manteniendo la objetividad, por el bien del campeonato y por el bien de la montaña gallega. Por este motivo, a pesar de que varias personas me han advertido que en caso de criticar lo ocurrido en Marín iba a ponerme en contra a la FGA y a la gente de Torres Competición, he decidido hacer esta publicación, porque para mí lo único importante es la montaña gallega y no la mafia que la rodea.


Vamos a centrarnos ahora en la prueba que abría el calendario. Creo que organizativamente hubo algunas cosas buenas y bastantes cosas malas, pero no voy a entrar ni en unas ni en otras. En la buenas, porque si el señor RTL no permite que se realice ni la más mínima crítica, tampoco va a recibir ni el más mínimo elogio. Y en las malas, porque como he dicho antes, aunque si fuera por quien los encabeza correrían ríos de tinta, la gran cantidad de gente que estuvo detrás de la organización de esta prueba no tiene la culpa. Son errores organizativos que pueden llegar a entenderse al ser la primera prueba que organizaban. El problema es que, si cometes errores, porque todos los cometemos, pero no aceptas que te los critiquen, difícilmente vas a poder evitarlos en el futuro.


Pero ahora vamos a lo realmente importante de esta primera subida a Marín: la seguridad, o más bien su ausencia. Durante los últimos días he podido hablar con muchos pilotos y aficionados y me he quedado realmente sorprendido de la cantidad de gente que no sabe realmente lo que es una prueba y un campeonato de montaña. Muchos me comparaban e incluso me justificaban la falta de seguridad de esta prueba diciéndome “hay rallyes mucho más peligrosos”. Lo cual me deja con la absurda necesidad de explicar qué es una prueba de montaña y por qué necesita de unas medidas de seguridad superiores a un rallye. La diferencia entre estas dos disciplinas del motor son básicamente tres: la primera es que los pilotos (al margen de la regularidad) están solos frente al tramo, sin notas ni ningún tipo de ayuda en competición ni nadie que les avise, más allá de su propia memoria, cuándo llega un peligro; la segunda es que el piloto que participa en una prueba de montaña (en general) se emplea a tope durante el tiempo que está en competición, se busca mucho más el límite de lo que se hace en un rally, donde se juega más con la regularidad; y la tercera es que se emplean vehículos mucho más débiles que los empleados en rallyes (fórmulas, barquetas, CM’s, prototipos, vehículos de circuitos y todo tipo de vehículos con carrocerías de fibra). Parece una perogrullada, pero se ve que, tanto a la FGA, como a Torres Competición, como a muchos participantes y aficionados se les ha olvidado lo que es esta disciplina.




Vamos por partes. En ningún momento ninguno de los pilotos accidentados ni yo hemos culpado a la organización ni al trazado de que se produjeran los accidentes que ocurrieron en Marín. Cada piloto me ha reconocido que los accidentes ocurrieron por errores suyos. Es algo normal, como dije antes, todos cometemos errores. Nadie se libra. Sin embargo, y hablo ahora en primera persona, sí que culpo al trazado de las consecuencias que tuvieron dichos accidentes. En un rally, es asumible que un accidente acabe con un coche detenido contra un árbol, es un riesgo que existe y que se puede manifestar en cualquier momento. Pero en una prueba de montaña no se puede permitir. Para que quede claro, las pruebas de montaña se sitúan a medio camino entre las pruebas de rallyes y las pruebas de circuito. No tienen unas medidas de seguridad tan altas como los circuitos, pero tampoco tan bajas como los rallyes. Una prueba de montaña debe tener un asfalto liso en todo su trazado y también debe estar delimitada por barreras de protección en sus puntos más peligrosos. Esto no es una opinión personal, son las directrices que marca la Federación Internacional de Automovilismo para este tipo de pruebas. Para ser más claro, una prueba que quiera formar parte del certamen europeo de montaña también debe cumplir una longitud mínima, una anchura mínima y una pendiente mínima.


El problema que había en Marín, más allá de que no hubiera guardarraíles, era lo que había después. Si en lugar de un bosque de árboles hubiera una pradera, nada de esto tendría importancia. Pero lo que había era una trampa mortal que por suerte no tuvo trágicas consecuencias. Más adelante mostraré una encuesta que realicé a una gran mayoría de los pilotos participantes en Marín, pero quiero aprovechar para enlazar con la respuesta que me dio uno de ellos. Este piloto me reconoció que la prueba no cumplía los requisitos mínimos de seguridad, pero que tampoco tendría por qué dejar de celebrarse ya que aquello no era un campeonato de Europa. Y yo me pregunté: ¿acaso los pilotos del europeo están hechos de carne y huesos y los del gallego de adamantio? ¿acaso los árboles gallegos son de goma y yo no me he enterado? Creo que no, ¿verdad? Entonces, ¿por qué las medidas de seguridad que son necesarias en el europeo no son ni de lejos necesarias en nuestras pruebas? No digo que tengamos que vallar todas nuestras pruebas desde el primer al último metro con doble guardarraíl, pero entre eso y no tener absolutamente nada en todo el trazado hay un mundo. 


Cuando comencé a trabajar en el mapa del trazado de Marín lo vi muy claro desde el principio. Había ciertos puntos que podían llegar a ser muy peligrosos, sobre todo por la gran velocidad a la que se llegaría. No dije nada, algo de lo que me arrepiento profundamente, quizás porque esperaba que desde la organización se tomase alguna medida antes de la disputa de la prueba. Para mí era tan claro el peligro que existía, que creía que Torres Competición tomaría alguna medida y sino, la propia FGA lo haría. No se hizo nada, a pesar de que tampoco tiene tantos “puntos críticos” (básicamente porque no tiene demasiadas curvas). Con esto quiero decir que no haría falta un presupuesto desorbitado para vallar las curvas más peligrosas…


Se llegó al fin de semana de la subida y el balance creo que habla por sí solo: 4 accidentes graves con vehículos acabando entre la arboleda, 2 pilotos acabando en el hospital, otros 3 accidentes que no fueron más graves de casualidad e infinidad de sustos que por suerte no acabaron en más accidentes. ¿Suena a un buen balance? ¿Suena a algo de lo que estar orgulloso? Porque si yo hubiera sido el organizador de esta carrera, estaría de todo menos orgulloso.




Pero eso no es todo, no solo los participantes corrieron riesgos que no se deberían haber corrido. ¿Por qué no hablamos del público? Uno de los primeros vídeos de la subida a los que pude tener acceso se me quedó grabado en la memoria. Curva 10 del trazado, la curva más cerrada del recorrido, en la parte exterior de la curva, justo desde uno de los accesos intermedios, alguien está grabando con su cámara a pie de carretera. Delante, dos niños pequeños comentan el paso de los vehículos, también a pie de carretera. ¿Qué hubiera pasado si el coche de Fombona hubiera enfilado un poco más abajo? ¿Qué hubiera pasado si cualquier piloto hubiera perdido el control del coche al llegar a la frenada? Pero esperad, no nos vayamos de esa misma curva ya que estamos, ¿nadie más ha visto a gente situada (incluso sentada) detrás de una cinta amarilla que pone “Zona Público” en un sitio donde cualquier coche participante podría llegar sin que tuviera que ocurrir ningún “fenómeno extraño”? No sé, a lo mejor está en mi imaginación, como el bloqueo que se produjo en ese mismo acceso al no haber nadie controlándolo. ¿Qué hubiera ocurrido si alguien resulta herido y tiene que salir con urgencia una ambulancia? ¿Que tendría que haber subido hasta meta porque todos los accesos estaban colapsados o se habría liberado todo el parque de presalida para que saliera por allí? Todo muy correcto, para estar orgullosos, podríamos decir…
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Todo esto observando tan solo un punto del recorrido. Aunque estoy totalmente seguro de que alguien va a decir que todo esto que estoy planteando es totalmente improbable... Puede ser… ¿Cómo encontrarte a gente caminando con libre albedrío por el asfalto de la subida mientras los participantes seguían en competición? ¿o como que una pareja con su pequeño (con carrito y todo) fueran testigos de primera mano de la salida de Antonio Bermúdez, porque estaban a dos metros escasos de donde se salió el 205? No sé, debo ser el único que los vio. Igual era la “familia de la curva” y solo yo puedo verla… ¿O puede que sea porque a nadie de la organización se le ocurrió analizar las imágenes de la prueba o pedir alguna onboard a los pilotos como hice yo?

 




Hagamos un repaso rápido: Trazado rapidísimo, trazado sin un solo guardarraíl, trazado sin una sola barrera de protección (¿las barreras de protección que pusieron en la última curva del trazado a quien protegían?), encintado que dejaba bastante que desear, público totalmente descontrolado que podía situarse en prácticamente cualquier sitio, público que podía estar tranquilamente a pie de carretera sin que nadie le dijera nada (hay unas cuantas onboard para el que no se lo crea), público que podía caminar libremente por el trazado (especialmente desde la meta, la zona más rápida del recorrido) y accesos totalmente bloqueados por vehículos. Una combinación perfecta, ¿verdad? Para sacar pecho y no permitir ninguna crítica…


Y yo me pregunto, ¿qué tiene que pasar para que de una vez por todas se tomen medidas drásticas en seguridad en el automovilismo gallego? Porque ya no es solo en la montaña. Una semana después de Marín, pudieron verse en Noia imágenes igual de preocupantes. Como personas paseándose por delante de los coches que pasaban compitiendo. ¿Qué pasa, ya nos hemos olvidado de lo que pasó en Coruña en 2015? ¿O estamos esperando a que se vuelva a repetir? ¡Ah! No. Que si se vuelve a repetir, con decir que fue todo fruto de la mala suerte ya estará solucionado… En velar por la seguridad se ve que no, pero en crear cortinas de humo para tapar los fallos y salir airosa, en eso sí que es una profesional la FGA. Todo hace indicar que en materia de seguridad seguiremos a la deriva hasta que terminemos por naufragar completamente, ocurra otra desgracia y al final se acaben prohibiendo todas las pruebas fuera de los circuitos.


Como comentaba un poco más atrás, en los últimos días he tratado de contactar con todos los pilotos participantes en Marín para conocer su opinión. Obviamente dejé al margen a los pilotos pertenecientes a la escudería organizadora, no porque no me interese su opinión, sino porque creo que su opinión está condicionada. No vas a echar piedras sobre tu propio tejado… Cuando ideé hacer esta encuesta, tenía muy claro el escenario que me iba a encontrar. Habría pilotos que responderían con honestidad y mirarían más allá de sus propios intereses y habría pilotos que se centrarían en contestar únicamente lo que más les convenía. Es ley de vida, pero no podemos meternos en la mente de nadie para saber en qué situación nos encontramos en cada caso. Así que, aunque contacté con algunos más, conseguí las respuestas de 41 de los pilotos presentes en la primera prueba de la temporada de montaña.


Vamos a proceder a analizar las preguntas y respuestas (en todos los casos se pedía responder con un sí o un no):



· ¿Crees que la subida cumplía con los requisitos mínimos de seguridad para la disputa de una prueba de montaña?





Creo que los datos de esta primera pregunta ya nos dicen muchas cosas. Hay un 61% (25 pilotos) que creen que en Marín no se cumplieron los requisitos mínimos de seguridad y un 39% (16 pilotos) que creen que sí se cumplían. Obviamente, era una encuesta anónima, y no voy a decir quién respondió tal o cual cosa, pero sí que me parece necesario resaltar que entre “los Sí” hubo muchos pilotos de regularidad, prácticamente todos pilotos de turismos y un solo monoplaza.


Mi opinión sobre la seguridad en Marín creo que quedó más que clara en lo escrito anteriormente, pero aun así me gustaría aclarar algunas cosas más. Para empezar, creo que es muy destacable que hubiera tantos pilotos preocupados por la seguridad en la prueba, porque realmente, un piloto de lo último de lo que se tiene que preocupar cuando compite es de la seguridad. Y para subrayar esto me vais a permitir que cite a Max Mosley (ex presidente de la FIA), que respondió lo siguiente al ser cuestionado sobre la polémica que surgió en el Gran Premio de España de F1 de 1975: “Cuando los pilotos se preocupen seriamente por la seguridad, entonces los días más veloces habrán terminado”. El argumento de Mosley continuaba diciendo que si cogías a todos los pilotos y les ofrecías un coche lento pero seguro y otro coche mucho más rápido y peligroso (con el que si sufrían un accidente probablemente morirían), los pilotos siempre cogerían el más peligroso. Finalizaba diciendo que por eso los dirigentes del deporte o la competición son quienes tienen que asumir la responsabilidad en términos de seguridad. Sí, los pilotos del gallego de montaña no son pilotos de F1, pero son pilotos. Ellos no tienen que preocuparse por la seguridad, ellos tienen que preocuparse por correr, y si hay un porcentaje tan elevado de pilotos preocupados por la seguridad, desde luego no se están haciendo bien las cosas…






· ¿Crees que la subida debió celebrarse en las condiciones en las que se celebró?





Esta pregunta es probablemente la que más refuerce la teoría de los pilotos y la preocupación por la seguridad. Son unos cuantos, hasta 7 los pilotos que afirman que en Marín no se cumplían los requisitos de seguridad mínimos, pero ¿qué más da?, corramos igual.


Creo que no hay mucho que añadir sobre esto. Como ya hemos dicho, no es responsabilidad de los pilotos decidir cuándo debe o no disputarse una prueba. Además, siendo la primera carrera del año, muchos correrían incluso aunque supieran que iban a accidentarse.





· ¿En algún instante de la prueba tuviste miedo a sufrir un accidente?





Esta es tal vez la pregunta trampa de la encuesta. Reconocer miedo es algo muy complicado , más si cabe entre los pilotos. Sin embargo, hubo valientes (porque realmente creo que es más valiente ser sincero y no dejarse llevar por el qué dirán) que confesaron haber sentido miedo, tanto por sufrir una salida de carretera, como un elevado porcentaje por verse involucrado en algún accidente con el público.

· ¿Crees que después de los incidentes de la primera jornada debieron tomarse medidas de cara a la segunda?





Lo que se pregunta en esta cuestión es uno de los aspectos que más me influenciaron para escribir esta publicación. Después de una primera jornada en la que se producen 3 accidentes graves, se suspende la última manga debido a uno de ellos y el piloto termina el día ingresado en el hospital, no se toma absolutamente ninguna medida para el día siguiente. Y tengo que decir que tanto la publicación que hice en mi muro de Facebook, como una frase que escribí al publicar la anulación de la última manga del sábado, estaban enfocadas a que desde la organización de la prueba se tomara alguna medida…


Hubo 14 pilotos que dijeron que no había que hacer nada. ¿Ves que 3 de tus compañeros destrozan sus coches y uno de ellos acaba en el hospital y crees que no es necesario hacer nada? No me queda mucho que decir, la verdad… Allá cada uno… Algunos pilotos me decían que por parte de la organización era muy complicado tomar medidas para la segunda jornada… puede ser… ¿o no? ¿No creéis que haber modificado la parte final del trazado hubiera podido valer de algo? No sé, por ejemplo, antes de la curva final (curva en la que se produjeron 3 de los accidentes más graves) situar una chicane con vallas de plástico o sacos de arena y retrasar la meta (quitándola de la curva en la que la pusieron) los metros necesarios para que la influencia de estas modificaciones en el tiempo de las mangas no fuera muy destacada. Es más, ¿qué más daba lo deportivo? ¿qué más daba que se empeoraran los tiempos o que se complicara la media para los pilotos de regularidad? ¿no habría sido más importante evitar nuevos accidentes? ¿se habría producido el accidente de Miguel Leite en la misma curva de Pablo Barrio y Damián Pereira si se hubiera optado por hacer una chicane antes de la curva? Sí, sí, ya sé que es muy fácil hablar a toro pasado, pero si yo hubiera formado parte de la organización y veo la situación que hubo en la primera jornada, me hubiera pasado toda la noche en vela buscando una solución para evitar más percances. Pero es que no se hizo NADA, absolutamente nada.


Y ya que ha salido el tema de la ubicación de la meta, hablemos del accidente de Antonio Bermúdez. Antes de nada, tengo que aclarar de nuevo que el piloto de Sanxenxo, muy formal y correcto en sus declaraciones (seguramente mucho más de lo que lo habría sido yo y creo que la mayoría en su lugar), reconoció con total naturalidad que el accidente que había sufrido había sido completamente culpa suya. Ya lo dije más atrás, ni yo ni nadie culpamos de los accidentes a la organización, pero creo que en este en concreto debemos profundizar un poco más…


Seguro que muchas de las personas que estáis leyendo esto, si no sois pilotos, habéis realizado alguna vez una carrera, ya fuera a pie o en bicicleta, o simplemente os marcasteis algún objetivo practicando algún deporte. Pues bien, imaginemos que estás haciendo un poco de footing. Te has marcado hacer 20 Km. Ves que te faltan 500 metros. ¿No apuras un poco más el ritmo al ver que ya estás terminando? Y si estás disputando una carrera y ya vislumbras la meta, ¿no esprintas para darlo todo sabiendo que ya vas a terminar? Y si estuvieras corriendo con un coche, ¿al ver la meta no pisarías a fondo el acelerador? Creo que las respuestas son claras. Estaba clarísimo que poner la meta en una curva, además en una zona a la que se llegaba a muy alta velocidad, podía acabar muy mal. Y ojo, volvemos a lo que ya dijimos al principio, si el trazado hubiera tenido los correspondientes guardarraíles, todo esto daría igual. Toño habría rebotado contra el guardarraíl, habría dañado el frontal de su coche, puede que el radiador, pero para nada habría tenido las consecuencias que tuvo. 




Antes de pasar a la última pregunta de la encuesta, me gustaría repescar la respuesta de uno de los pilotos. Aunque las preguntas eran de Sí o No, algunos me argumentaban sus respuestas o me hacían ver sus opiniones. Pues bien, un piloto (que tampoco diré quién fue) me replicó algo así como que si la prueba era complicada, lo que había que hacer era ir más despacio. Ok. Vayamos por partes otra vez. Creo que hay que diferenciar lo que es una prueba complicada y lo que es una prueba peligrosa. Y creo que la mejor manera de diferenciarlas es asociando a la primera con las circunstancias propias del trazado y a la segunda con la falta de medidas de seguridad. Voy a explicarlo con un ejemplo. Varios pilotos comentaron que el asfalto de la subida no tenía mucho agarre. Eso es una circunstancia propia del trazado, como la elevada velocidad de la zona final. Estas circunstancias hacen que una prueba sea más difícil, más complicada. Y estoy de acuerdo, si la prueba es más complicada, el piloto tendrá que ir más despacio. Pero es que la subida a Marín no era complicada, era complicada y peligrosa. No puedes pedir a un piloto de montaña (y recalco lo de montaña, por lo que ya expliqué anteriormente) que salga a competir y no vaya al límite. Es que entonces no es una prueba de montaña. Llámalo rallysprint o llámalo como quieras, pero no digas que es una prueba de montaña… Y para ver a pilotos correr a medio gas ¿entonces para que hacemos un campeonato de velocidad? Para eso limitamos todo a la categoría de Regularidad 50 y listo. Personalmente siempre lo he pensado: prefiero ver a un piloto con un CM o con un Saxo correr al 100%, que ver a una barqueta con tropecientos caballos y a un Lamborghini con otros tantos paseándose.





· ¿Repetirías tu participación en esta prueba en las mismas condiciones?





¿Qué vamos a decir? Los resultados hablan por sí solos. Muchos dicen que esto del automovilismo es una droga… Y por si a alguien le pica la curiosidad: sí, alguno de los accidentados repetiría. Pero esto no hace más que resaltar la necesidad por parte de las organizaciones y de la federación de velar por la seguridad en las pruebas, por los participantes y por el público asistente.




Voy a terminar esta publicación recapitulando los motivos por los que creo que la situación en la que está la montaña gallega es tremendamente preocupante. Se han calendado nuevas pruebas, con nuevos trazados, y visto lo visto en Marín, miedo me da analizar los posibles recorridos de Dumbría o Ferreira de Pantón. Llegan también nuevos organizadores y después de lo visto en Marín voy a ser claro. Vamos a tener como máximos responsables de la seguridad de las pruebas a personas que se centran únicamente en sus intereses (como en Marín) e incluso a personas que en su día a día se dedican a hacer su propio rally con sus vehículos de calle por las carreteras abiertas al tráfico. ¿Qué podemos esperar que ocurra si una persona que demuestra ser una irresponsable en su vida personal tiene que velar por la seguridad de una prueba? 


Y luego está el tema de las prioridades. Si eres un organizador y tienes unos eurillos y no sabes lo que hacer con ellos, siempre es mejor utilizarlos para pagar al piloto foráneo de turno para que venga a pasearse, que invertirlos en mejorar la seguridad preocupándose por los pilotos de aquí.


Tenemos organizadores a los que les da igual la seguridad y tenemos a una federación a la que le importa todavía menos. Para la FGA da igual que una prueba tenga un trazado que no se ajuste a una prueba de montaña o que no exista ni la más mínima seguridad. Lo importante es llenar el calendario. Es como si quisiera demostrar a la Escudería Chantada que no necesita su prueba y que puede llenar el calendario de varias pruebas en su lugar. A medida que suben los precios de las inscripciones, parece que baja más su capacidad para hacer bien las cosas y preocuparse de verdad por el devenir del automovilismo gallego. Si en lugar de preocuparse por quien le da "demasiada repercusión" a sus certámenes se preocupasen de lo realmente importante... Y aún tienen la poca vergüenza de poner esto en sus documentos:




Seguramente más pronto que tarde acabe pasando algo. No sabemos si pasará con el público o si pasará con algún participante, pero la suerte en algún momento se acaba. ¿Qué hubiera pasado si en alguna de las salidas de carretera graves de Marín el protagonista hubiera sido un fórmula? ¿Qué hubiera pasado si en el accidente de Pablo Rey en lugar de salirse hacia un talud hubiera salido hacia el otro lado de la carretera? ¿Qué hubiera pasado si en las salidas de Pablo Barrio, Damián Pereira o Antonio Bermúdez una rama o un tronco de un árbol atravesase el parabrisas de sus vehículos? ¿Qué hubiera pasado si en la salida de Miguel Leite cualquier elemento hubiera atravesado la malla que hace la función de parabrisas? Creo que la respuesta la tenemos en lo que ha ocurrido hace pocos días en Italia… Como dice el dicho: Tanto va el cántaro a la fuente…






Siempre se dice cuando pasa alguna situación grave, que no es tiempo de buscar culpables, pero yo creo que si no se buscan culpables (y los mismos tampoco reconocen sus errores) difícilmente se pueden buscar soluciones. Creo que en esta situación hay muchos culpables y me sitúo a mí mismo como el primero de ellos. Vi lo que había en Marín y me callé, vi lo que estaba pasando con la montaña gallega y la seguí apoyando… Sí, soy culpable, y por ello tomaré las medidas que creo más oportunas y las anunciaré en breve. Me siento culpable de haber visto el peligro del trazado y no haber hecho nada por remediarlo y me siento culpable por haber facilitado al público la posibilidad de acudir a esa prueba en la que si no ocurrió ninguna desgracia fue por casualidad. Pero ya desde ese mismo sábado por la noche después de la primera jornada de Marín, empezó a pasárseme por la cabeza cambiar lo que estaba haciendo. Puedo decir que la primera medida fue no hacer ninguna crónica (como tenía previsto) de la prueba de Marín. Gracias al señor RTL pude ver que no se puede cambiar nada desde abajo y que si quiero conseguir algo para mejorar esta disciplina que tanto me apasiona, lo que tengo que hacer es subir varios peldaños y afrontar mi proyecto desde otro punto de vista. No voy a explicar nada, porque en este país parece que tratar de hacer las cosas bien está mal visto y si vas de cara lo único que puedes recibir son zancadillas, pero no me rendiré en mi empeño por mejorar la montaña gallega y espero que en no demasiado tiempo se puedan ver los frutos.


Estoy seguro de que no leerá esto y si lo hace no le va a dar la más mínima importancia, pero quiero decirle al señor Torres que recojo su guante. Me retó a organizar yo la subida a Marín para el próximo año y le digo que acepto su reto. Que me ceda los recursos con los que contó para este año y no tendré la más mínima objeción en ponerme a trabajar en ella. Eso sí, si quiere que sea así, que me lo diga ya, porque hay mucho en lo que trabajar en esa subida y si yo organizo una prueba, me pondría a trabajar en ella por lo menos un año antes, no un mes antes. Aunque tampoco nos engañemos, no era más que un farol de una persona que lo único que quería era escurrir el bulto y librarse de rendir cuentas.


Me he señalado a mí mismo, pero si hay alguien a quien hay que señalar es al señor Corral y a toda la FGA. Ya todos conocemos la mafia en la que ha convertido al automovilismo gallego, tanto es así, que ha dotado de muchos privilegios a ciertos iconos del automovilismo gallego para cubrirse las espaldas y contar con su apoyo incondicional. Luego pasa lo que pasa, que salimos de Galicia y creemos que vamos a seguir contando siempre con esos privilegios, y si no nos los conceden, nos enfadamos y tenemos una pataleta… Y ya que estamos hablando de la FGA, me gustaría plantear una duda: ¿qué hace concretamente el observador de la FGA? ¿qué hizo cuando acudió a Marín? ¿para qué sirve el observador de la FGA? ¿para pasearse en coche y comprobar que el cielo es azul y la hierba verde?


Podemos señalar a la FGA, pero ¿quién permite que el señor Corral vague a sus anchas? He escuchado mucho estos días eso de: “es que Corral es intocable, él tiene todo el poder”. Pero creo que tanto los organizadores, como los pilotos, como los aficionados estáis muy equivocados. Algún día os daréis cuenta de que sois vosotros los que le estáis dando el poder a Corral. Corral sin vosotros y vosotras no es nadie. Sin embargo, todos y todas podéis pelear por el automovilismo gallego sin él. Si un año todas las personas que no estáis de acuerdo con Corral os plantáis y no organizáis ninguna prueba, no participáis en ninguna prueba y no acudís a ver ninguna prueba, ¿qué creéis que pasará con la FGA? El día que todas las personas que deseen lo mejor para el automovilismo gallego se junten y entiendan que son ellas las que pueden marcar el destino de todo esto, entonces será el día del final del señor Corral. Y ese día se podrá pelear por devolver al automovilismo gallego a lo más alto, sin mafias, sin corruptelas y sin más intereses que defender nuestro deporte antes de que se muera.


Pero mientras, mientras dejemos que todo siga como está, solo es cuestión de tiempo que pase algo. La duda es: ¿vamos a hacer algo por remediar esta vorágine autodestructiva e impedir que ocurra algo grave antes de que pase, o vamos a esperar a que pase y luego nos lamentaremos?